El desarrollo de la facturación electrónica en nuestro país
Ha pasado ya algunos años desde que evolucionaron las comprobaciones fiscales en nuestro país; los cambios han sido notables desde que se dio inicio a la realización de documentos fiscales y se abandonaron las facturas en papel. Dichos cambios han resultado benéficos gracias al SAT con el fin de que la población cumpla con más facilidad con sus obligaciones tributarias. Para la facturación electrónica es necesario contar con un sistema para la emisión y el registro de facturas en XML, como el que en Sacti ponemos a su disposición, así como disponer de certificados de sellos y firmas digitales.
En el pasado, los contribuyentes tenían que ir directo a imprentas que autorizaba la Secretaria de Hacienda para adquirir las facturas en las que eran colocados los datos de los clientes y el concepto por el que la factura estaba siendo entregada para la deducción de impuestos. Por fortuna este método problemático para muchos ha sido sustituido por las facturaciones electrónicas, las cuales han facilitado las cosas, permitiendo la eliminación del ausentismo en nuestro país. Para más detalles, veamos a continuación la evolución de dichas facturaciones en México.
En el año 2010 se dio inicio al primer cambio para la incursión de las facturas electrónicas, a saber, el código de barras. En ese entonces aún tenían los impresores la posibilidad de imprimir facturas con la inclusión de un código que se descargaba desde la página del SAT. Asimismo, aquellos que disponían de un sistema de facturación podían realizar dicha descarga desde este. Ya en el 2014, las facturas electrónicas se hicieron obligatorias para los contribuyentes con lo que se dejó atrás las impresiones, representando este movimiento un cambio sustancial en el país. Estos son acontecimientos recientes, sin embargo, la evolución de las facturaciones digitales en México se remontan desde muchas décadas atrás.
Para empezar, mencionemos que el inicio del uso de las facturas en papel comenzó en el año de 1873. De forma paulatina se incorporaban requisitos fiscales, con el fin de que se validarán al momento de verificar ingresos y gastos. En ese entonces no se contaba con un control para las falsificaciones ante la administración tributaria, asimismo, se disponía de documentos en los que no era posible la identificación de emisores falsos, compras, y de toda devolución por saldos a favor. Posteriormente, en el año de 1990, el internet empieza a ser adoptado y a crear nuevas modalidades de conexión, popularizando con ello el comercio electrónico en las empresas más grandes, y haciendo que las Pymes poco a poco se integraran a esta tecnología. Cabe agregar que en ese mismo año, se crea el llamado Comité de Factura Electrónica & AMECE.
En el 2004, el SAT aprueba las facturas electrónicas como método para las conformaciones fiscales, mediante la regulación del CFD (Comprobante Fiscal Digital) y el marco normativo. Esto se dio bajo un modelo efectuado por 45 empresas que conformaban a la ya mencionada AMECE. Un año después, la facturación electrónica inaugura operaciones con la versión 1.0. Esta no era obligatoria, sin embargo era accesible para quienes contaban con los medios requeridos. 4 años después, el SAT brinda 2 opciones para las facturaciones: a través de auxiliares o con medios propios; en estos debían solicitarse al SAT los números de serie y de folio. Posteriormente, en septiembre del 2010, el llamado Comprobante Fiscal Digital por Internet o CFDI es anunciado en el Diario Oficial de la Federación. Se trató del nuevo modelo que debía seguirse en México para las facturaciones electrónicas, en el que entran los responsables de validar los documentos y presentarlos al SAT, es decir, los Proveedores Autorizados de Certificación. Este esquema facilitó las cosas a los contribuyentes, al dejar en manos de dichos proveedores el proceso.
Desde el 2011 y de forma lenta pero segura, el SAT ha ingresado a la facturación a todos, asimismo, en este año se contaban con 3 formas de facturación: el CFD (la emisión de los comprobantes a través de medios propios), el CFDI (el cual obliga a los negocios que perciben ingresos superiores a los 4 millones de pesos), y el CBB (un código bidimensional de barras que permitía la facturación de impresiones para los ingresos menores a los 4 millones). 3 años después, en el 2014, se comenzó a obligar a toda persona con ingresos que rebasarán los 250, 000 pesos anuales, y da comienzo para todos los trabajadores con la emisión de recibos de nómina. Es gracias a este paso que se logró la eliminación del CBB y el CFD.
Ya en el 2017, con más precisión el primero de julio, es reemplazada la versión 3.2 por la 3.3 en los CFDI, con lo que añaden cambios sustanciales, por ejemplo, la disponibilidad de las validaciones del CFDI a los usuarios del SAT y la estandarización de los datos mediante catálogos. Todo ello con el fin de maximizar la calidad de información que el SAT recibe. Meses después, el primero de diciembre, la nueva versión se convertirá en la única válida para las emisiones de facturas. Esta integra el complemento de las recepciones de pagos y los procesos de aprobación para que las facturas electrónicas puedan ser canceladas. Por último, desde el primer día del mes de enero del presente años, se debe disponer de un buzón tributario para que pueda ser ejercido el derecho de cancelar o no un CFDI.
Con esta evolución de los sistemas de facturación electrónica, nuestro país es considerado como una de las naciones más avanzadas al respecto. Asimismo, desde sus inicios hasta nuestros días, se han llevado a cabo millones de transacciones, y se prevé que aumente el volumen de las facturaciones de manera transparente y segura para los contribuyentes mexicanos.
Esperamos que esta publicación sobre la historia de las facturaciones electrónicas haya sido útil y amena para ustedes, por ahora nos corresponde darla por concluida aguardando se pongan al contacto con nuestro personal de atención al cliente si están interesados en adquirir uno de los mejores sistemas de facturación electrónica. Manténganse al pendiente de las entradas que iremos subiendo a este blog.